27/02/2014

Iran: pais encantador!

Para continuar un poco con nuestros viajes hemos decidido retomar nuestro blog de la vuelta del mundo del año ante pasado para contar nuestras aventuras en otros destinos.
He aquí que hemos decido tomar dos semanas de vacaciones en Irán en Septiembre del anio pasado, un país del que, a pesar de lo que nos muestran en la televisión, parece ser muy bonito, con una historia y cultura impresionante, según lo que nos han contado y lo que hemos podido encontrar en internet.

Para algunos es un destino bastante exótico pero atractivo, para otros es un destino de locos y algunos hasta nos deseaaban buena suerte y esperaban que volvieramos sanos y salvos... 
Pero aquí les mostraremos que la realidad es otra y que es un país maravilloso que recomendamos visitar sin ninguna duda!

Teherán 

Luego de en total casi 9 horas de viaje, pasando por Estambul llegamos a Teherán el sábado 7 de Septiembre a una hora bastante improbable, es decir a las 3:30am hora local (1am hora de París)... No falta decirles que esa noche poco dormimos!
Una vez en el aeropuerto (con mi velo puesto en la cabeza obviamente apenas me bajé del avión) y luego de hacernos entender para cambiar plata (pues hay que saber que no hay cajeros automáticos en el país conectados con el mundo exterior), logramos tomar un taxi que nos llevó a la zona de la antigua embajada americana, donde se encuentran la mayoría de los hoteles. Allí logramos conseguir uno que nos permitió quedarnos y terminar nuestra noche solo pagando una noche.

Unas cuantas horas más tarde nos despertamos para ir a visitar la ciudad. Tomamos el metro, bastante limpio por cierto, hasta el sur donde se encuentra el gran bazar de la ciudad. Estuvimos caminando por ahí, viendo algunas mezquitas y muchos almacenes donde venden los famosos tapetes persas que son súper bonitos. Es un bazar bonito pero no excepcional. Lo divertido era ver la gente mirándonos como bichos raros, pues los turistas son raros entre tanta gente.


De ahí fuimos a visitar el Palacio Golestan, donde vivió la dinastía de los Qajar, construido en el siglo XIX. Es un palacio con diferentes edificios, donde se pueden ver algunas salas decoradas de forma impresionante así como algunos objetos artísticos muy bonitos.




Luego de esta visita fuimos a almorzar en el bazar donde un iraní que nos vio y que hablaba algo de inglés nos había recomendado por su buena comida. Al entrar al restaurante, la sorpresa fue ver que era una especie de restaurante de comida rápida donde la gente compartía las mesas, y todos los platos y precios estaban solo en farsi... Al final terminamos pidiendo "chicken" que era tal vez lo único que entendían. Al llegar los platos nos dimos cuenta que las porciones eran gigantes! Comimos en menos de media hora al darnos cuenta que nos teníamos que ir, pues al parecer la gente no va a los restaurantes para quedarse bastante tiempo, sino sólo para comer.

Al salir y antes de decidir hacia donde seguir, nos sentamos al lado de un viejito que nos empezó a preguntar en un inglés aproximativo de dónde veníamos y que si nos gustaba su país... Luego de contarnos que había ido a París hacía unos años, justo después de la revolución, a un concierto de Charles Aznavour, nos empezó a criticar el gobierno y régimen actual...

Después de este encuentro inesperado nos fuimos caminando al Parque e-Shahr donde nos sentamos en un banquito a descansar y hacer una siesta improvisada bajo la sombra de los árboles... Vale la pena decir que con un pantalón, una túnica de mangas largas y un velo en la cabeza, a pesar de ser un calor seco, los 40°C se sienten bastante! Y más aún con el cansancio del viaje.

Luego de descansar un poco fuimos caminando al museo de las joyas, que vale la pena visitar. Se encuentran joyas preciosas de la antigua familia real pero de las que desafortunadamente no se pueden tomar fotos.

Luego salimos caminando hacia una agencia de viajes indicada en nuestra guía para averiguar unos tiquetes de avión y algún tour en el desierto, pero nos dimos cuenta que no hablaban mucho inglés.... Así que decidimos esperar estar más cerca del desierto y comprarlos luego, y volver al hotel a descansar y dormir un poco antes de salir a comer.

Esa noche fuimos a comer cerca del hotel y en el camino conocimos a Farahd, un Iraní que cuando nos oyó hablando en español nos empezó a hablar y nos contó que había vivido muchos años en Madrid y que ahora era guía turístico en Irán. Nos acompañó a conseguir un restaurante y nos dejó sus datos por si necesitábamos algo durante nuestro viaje.

Fuimos a comer a un restaurante iraní donde nuevamente comimos kebab de pollo con arroz y carne... La comida no es algo muy variado y sobre todo sirven platos enormes. Comimos otra vez rápido y regresamos al hotel a descansar.

Qom y Kashán

El domingo nos levantamos temprano y salimos en dirección de Qom. Fuimos al terminal de transporte en metro donde nos sentíamos un poco perdidos pues todo estaba escrito en farsi... Al final logramos encontrar a alguien que nos indicó el lugar de donde salían los "savaris", taxis compartidos, que son más rápidos que los buses, por un precio bastante increíble (más o menos 5€ por los dos!).

El taxi lo compartimos con dos mujeres iranís. Una de ellas, llamada RoyaFarahmand, que hablaba algunas palabras de inglés y que nos contó que trabajaba en una agencia de viajes. Nos dio su tarjeta y hasta llamó a alguien que hablaba mejor inglés por si queríamos organizar algún tour con ellos. Luego de una hora y media llegamos a Qom, la ciudad conocida por ser una de las más religiosas y conservadoras del país, donde viven y son formados los Molas, radicales musulmanes que gobiernan el país, y un centro de peregrinación de los más fervorosos creyentes.

Donde nos dejó el taxi había que tomar otro taxi hasta el centro de la ciudad... Roya intentó ayudarnos a encontrar uno pero al ver el precio que nos querían hacer pagar nos dijo que el novio que acababa de llegar a buscarla nos podía llevar! Muy amables nos dejaron en la entrada del mausoleo Hazrat-e Masumeh, donde se encuentra la hermana del Imán Reza.
En un pequeño almacén de dulces típicos de Qom donde solo entramos a comprar agua, el que atendía nos invitó a probar sus dulces a base de pistacho, azafrán y cardamomo, sin ni siquiera intentar vendernos. Él nos indicó donde podíamos dejar nuestras mochilas antes de visitar el mausoleo.

Luego de dejar las mochilas nos dirigimos al mausoleo. A la entrada el señor de la seguridad me dio mi chador, obligatorio durante toda la visita, y nos mostró hacia donde debíamos ir y donde podíamos dejar nuestros zapatos. Al entrar según lo que entendimos los de la seguridad de adentro del mausoleo no nos querían dejar entrar pues es un lugar reservado para los musulmanes. Al final no sé qué hizo, Hervé y yo nos encontramos con nuestro guía personal. Hervé por un lado y yo por el otro, pues las mujeres deben estar separadas de los hombres, nos llevaron hasta donde está el mausoleo de la hermana del Imán Reza. Es impresionante ver a toda esta gente fanática rezando y como toda la gente se dirigía hacia el mismo punto para tocar la especie de monumento. Una sensación un poco rara de estar en medio de toda esta gente tan creyente. Desafortunadamente no se pueden tomar fotos así que no les podremos mostrar lo que es.


De allí salimos a caminar por todo el conjunto de edificios que comprenden una mezquita, el mausoleo y algunas escuelas coránicas. Bastante impresionante.



De ahí tomamos nuevamente un Savari en dirección de Kashán al sur de Qom.

Luego de un poco más de una hora llegamos a la ciudad y a uno de los pocos hoteles de la ciudad indicados en la guía. Un hotel súper bonito, en una antigua casa tradicional. Dejamos nuestras maletas y salimos a conocer el Bazar. Al llegar a las 5pm hasta esa hora los comercios empezaban lentamente a abrir. Nos da la impresión que en verano todo funciona un poco lentamente. Hace tanto calor que casi todo cierra desde el mediodía hasta las 4-5pm. A medida que entrabamos en el bazar los comercios se animaban y había cada vez más gente. No pasaban más de 5 minutos sin que alguien nos preguntara de donde veníamos y que si nos gustaba el país. Nuevamente comprobamos la amabilidad de los iranís pues siempre nos querían mostrar algo diferente sin necesidad de "obligarnos" o insistir en que compráramos algo.

En el Bazar pudimos visitar un caravanserai, una mezquita, ver como hacen los tapetes y hasta ver como muelen las especias de forma tradicional. Un bazar muy animado y realmente bonito.




De allí volvimos al hotel a descansar antes de salir a comer al hotel más lujoso y caro de la ciudad recomendado por nuestro Lonely Planet. Un hotel muy bonito construido en una antigua casa que fue remodelada. Sin embargo el menú no nos pareció muy interesante y sobre todo tocaba comer adentro, lo que es da lástima teniendo en cuenta que hacía bastante calor y sobre todo que el hotel tenía un patio espectacular rodeado de sillas típicas. Así que decidimos volver a nuestro hotel y allí comimos muy bien. Conocimos a un francés, un polaco y dos alemanes que viajaban también por Irán, con quienes pasamos una buena parte de la noche discutiendo del país y de lo bonito que nos había parecido.

Al día siguiente fuimos a visitar el Hamám (Baño típico) de la ciudad, decorado con baldosines de colores espectaculares, una belleza de lugar.



Luego fuimos a visitar una de las casas típicas de la ciudad, la casa Tabatai, perteneciente a un antiguo mercader de tapetes del siglo XIX. Una belleza de casa, con una decoración, vitrales y tallados en yeso espectaculares.

Luego fuimos a visitar otra casa también muy bonita y algo diferente de la primera, pues a diferencia de la otra, fue construida con más pisos.




De allí nos fuimos a buscar algún lugar donde almorzar.... Pero algo que nos sorprendió de este país es que no hay muchos lugares donde poder comer. Al parecer no tienen la costumbre de tener muchos restaurantes donde ir y comer un plato del día por un precio razonable. Así que luego de caminar por un buen momento por fin encontramos un lugar donde vendían sándwiches y pudimos comer algo rápido.

En la tarde teníamos cita con el francés, Simon que habíamos conocido la noche anterior, para ir en un taxi compartido a visitar dos pueblitos a las afueras de Kashán. Primero fuimos a Niasar, un pueblito en las montañas donde pudimos ver un Templo de Fuego de la era Sarasina.



Enseguida nuestro chofer nos llevó a un parque donde pudimos ver plenamente una de las actividades más famosas de las familias iranís: el picnic! Vimos muchísimas familias sentadas en sus tapetes persas, tomando el té, comiendo o simplemente haciendo una siesta a esas horas tan calientes de día. Era bastante divertido verlos a todos viéndonos pasar y riéndose pues no creo que vean demasiados turistas. Al final una de las familias nos hizo señas para que fuéramos y nos sentáramos con ellos! Fue una experiencia increíble! Eran dos familias con sus hijos ya un poco grandes, que nos invitaron a comer frutas y a tomar té. Fue súper chistoso intentar comunicarse pues ni ellos hablaban inglés ni nosotros farsi. Pero al final nos reímos mucho y entendimos que eran familias que vivían en Kashán y que iban a Niasar a escapar un poco del calor y encontrase en familia. Realmente único! Luego de casi una hora con ellos fuimos a ver una cascada y muchas familias disfrutando aún de las vacaciones de verano, haciendo picnics o simplemente descansando bajo la sombra. Allí nuestro chofer me hizo probar una cantidad de mermeladas y dulces que debo reconocer no me mataron pues eran un poco ácidos.




Luego de esta increíble visita, fuimos a Natabadh un pueblito que en realidad no tiene mucho de interesante, donde pudimos ver una de las ciudades bajo tierra más grandes del mundo. Allí paseamos por los túneles de aquella antigua ciudad, pero que en realidad no tienen nada de excepcional.


Luego de algunas horas de descanso en el hotel, volvimos a salir a tomar un jugo y pasear por la ciudad. Mientras caminábamos paramos en una panadería donde estaban haciendo su pan típico y nuevamente súper amables nos regalaron un pan recién salido del horno! Delicioso!



De allí volvimos al hotel a ver a Pierre-Alain, un Suizo que habíamos conocido en la mañana en el hotel, para decirle que sí aceptábamos su propuesta de llevarnos en carro hasta Isfahán el día siguiente. De hecho es un Suizo que salió hace tres meses de su país en una camioneta con el objetivo de ir manejando sólo hasta el Oriente Extremo. Su primer objetivo es llegar a India donde espera pasar 9 meses! Toda una aventura. Así sabiendo que al día siguiente también íbamos a Isfahán nos propuso que fuéramos con él pues iba igualmente. Así que aceptamos muy amablemente su propuesta! Le confirmamos que al día siguiente saldríamos a las 9am.

Luego nos fuimos a comer a una de las "Teahouses" que se encuentra en una de las casas antiguas de la ciudad. En el camino encontramos a muchos niños que nos saludaban. Al llegar al restaurante nos encontramos con dos Eslovenos que habíamos conocido en el hotel que también estaban comiendo ahí con una Portuguesa, jubilada de 65 años, que también viajaba sola! Otra aventurera! Allí nos propusieron  comer con ellos y pasamos una noche muy agradable comiendo un plato típico del país: el Dizzy! Delicioso!


Como previsto al día siguiente salimos con Pierre-Alain a las 9am en su súper camioneta, por una carretera muy bonita. En el camino paramos en Abyaneh, un pueblito en las montañas construido como en barro, donde nos paseamos por sus calles pequeñas y disfrutamos de las deliciosas ciruelas salvajes que había por todos lados. En nuestro paseo una familia nos invitó a entrar a su casa donde nos invitaron a tomar té! Una hospitalidad única!



Nuestra siguiente parada fue Natanz donde lo único interesante era una mezquita que para ser sinceros era más bonita por fuera que por dentro.


Luego de nuestras paradas llegamos a Isfahán como a las 4pm. De allí nos fuimos a donde la familia Iraní que nos iba a recibir durante 3 noches en la ciudad. Es una familia que nos recomendó mucho Adriana y Nacho (amigos conocidos durante nuestra vuelta al mundo) que habían venido a Irán en Abril y que habían conocido.

Llegamos a donde esta increíble familia compuesta de Farzaneh la mamá, , Hamad el papá, médico, y sus dos hijas Raha y Ati, estudiantes. Llegamos a su confortable apartamento situado a unos 15 minutos del centro de la ciudad. Una vez nos presentamos mutuamente fuimos a descansar antes de salir al final de la tarde con el objetivo de salir a visitar los famosos puentes de la ciudad que atraviesan un rio que en esta época está seco (algo que al parecer es un evento super importante pues cada persona que conocimos nos hablaba de estos puentes que atravesaban un rio sin agua! Jajaja).

Farzaneh nos escribió en farsi todas las indicaciones de cómo llegar y de cuanto nos costaría un taxi hasta los famosos puentes. Sólo que en Irán una vez que eres turista los taxistas como en cualquier lugar del mundo quieren que paguemos más. Así que vimos una pareja que hablaba inglés a quien le preguntamos si nos podían ayudar a tomar un taxi sin tener que pagar el doble. Aquí vimos nuevamente la amabilidad de los iranís! No sólo nos querían ayudar sino que una vez que supieron a donde queríamos ir nos dijeron que ellos nos llevaban pues sólo habían salido a pasear pues estaban aburridos en su casa! Sólo teníamos que ir a donde vivían para recoger el carro y llevarnos. Eso sólo pasa en Irán!

Así que aceptamos nuevamente esta amable propuesta de Behnaz y Sina una pareja de 25 y 27 años, ella estudiante de inglés y el ingeniero en busca de trabajo, súper amables y con un humor increíble!. En el camino nos preguntaron de dónde veníamos y qué hacíamos en Irán y hasta nos invitaron a comer un helado! Con ellos pasamos más de dos horas conociendo los tres puentes más famosos de Isfahán y hablando de su cultura y tradiciones.



Allí Behnaz nos contó que venían de una familia tradicional y que su matrimonio con Sina hacia cuatro años había sido en las reglas tradicionales islámicas: es decir que fue la mama de Sina quien pregunto en su círculo social si conocían a una “buena mujer” para su hijo. Fue así como le recomendaron a Behnaz. Luego de la presentación oficial y de dos meses de visitas, decidieron casarse para poder continuar en una relación seria. Algo que en nuestro mundo occidental sería impensable! Sin embargo al preguntarle, siempre nos dijo que a pesar de haber sido un encuentro tradicional, ella tenía el derecho de no aceptar a la persona que le habían presentado… allí nos explicó cómo se hacía un matrimonio tradicional musulmán y algunas curiosidades como que las mujeres están separadas de los hombres durante toda la celebración, lo que explica que pueden usar vestidos “merengues” (que vimos mucho en los bazares) tal cual como los que se pudieran encontrar en un mundo occidental, sin necesidad de estas totalmente cubiertas.

En el camino, Sina y Behnaz nos propusieron hasta ir a comer a su casa esa noche, propuesta que desafortunadamente tuvimos que rechazar pues nuestra familia que nos recibía nos esperaba para comer. Sin embargo nos propusieron de nuevo que fuéramos a comer al día siguiente! Esta vez sí aceptamos. Finalmente luego de nuestro paseo nos volvieron a llevar al apartamento donde Farzaneh nos había preparado varios platos típicos del país! Delicioso! Ahí pudimos conocer a Hamad quien había vuelto de trabajar. Una noche bastante agradable en compañía de las hijas ansiosas de descubrir otras culturas y el mundo exterior!

Al día siguiente nos fuimos a visitar el palacio Chehel Sotun que data del siglo XVII y la plaza más conocida de la ciudad, y de hecho al parecer la segunda más grande del mundo, Iman Sq,  donde se encuentran palacios y mezquitas impresionantes. Allí pudimos ver una de las más famosas del país: La Masjed-e Shah y luego la Masjed-e Sheikh Lottolah.







Luego volvimos al apartamento donde de nuevo nos esperaban para almorzar. Allí pudimos seguir descubriendo esta familia con un corazón enorme con ansias de descubrir el mundo, pero un poco oprimidos y desamparados frente a  las imposiciones a las que todos los días deben someterse.

En la tarde salimos a visitar el barrio Armenio, unos de los más liberales de la ciudad, donde pudimos ver la catedral con una arquitectura y decoraciones impresionantes que te casi dejan sin respiro! Igualmente pudimos ver la iglesia St Bethelehem decorada maravillosamente!




Volvimos caminando para ver de noche la plaza principal de la ciudad y pudimos descubrir que en la noche se convierte en un espacio de picnic gigante! En cada esquina se encuentran familias que llevan todo lo necesario para pasar la noche: té, comida, galletas, etc! Allí una familia nuevamente nos invitó a sentarnos con ellos y tomar el té con galletas!







Luego de esta parada fuimos a comer a donde Sina y Benhaz donde a pesar de no conocernos nos recibieron súper bien. Comimos juntos y pasamos una noche muy agradable con ellos! Hasta nos sacaron la pipa de agua para hacernos probar!

Al día siguiente nos fuimos a visitar la mezquita "del viernes", Masjed-e Jameh, que data de hace más de 800 años, y en seguida fuimos a recorrer las calles del bazar e-Bozorg, donde se encuentra caravanserais y la mezquita más antigua de la ciudad.







Al medio día volvimos a almorzar con Farzaneh y las hijas para luego ir con ellas a comprar cosas para hacerles de comer típico francés. Una forma de agradecerles por tanta amabilidad y hospitalidad.

En la noche con la ayuda de Raha, y algunas clases de francés,  preparamos una quiche y crepes de postre. A la comida se unieron la prima de Farzaneh y su esposo quienes nos querían conocer. Así pasamos una noche bastante agradable intercambiando sobre nuestras diferencias culturales, la vida en Irán y nuestra vida en Francia. Una experiencia única y muy enriquecedora! Por discreción, nos pidieron no publicar ninguna foto con ellos.

Yazd

Al día siguiente muy temprano toda la familia se despertó para acompañarnos a desayunar, antes de ir a tomar nuestro bus hacia Yazd, ciudad en la puerta del desierto Iraní. Al llegar a la estación de buses, nuestro bus había sido anulado así que decidimos hacernos reembolsar el tiquete e irnos en un "savari", taxi compartido, que si bien era casi 5 veces más caro que el bus (3.5€ contra 10€ por los dos!) , seguía siendo una buena opción!

Llegamos a Yazd el viernes al medio día, y como el viernes corresponde al fin de semana, todo parecía muerto y cerrado. Nos instalamos en un hotel en una casa tradicional de la ciudad y salimos a recorrer la ciudad donde pudimos ver el bazar y el complejo Amir Chakhmaq en la plaza principal de la ciudad. 




Luego de almorzar en el hostal más famoso de la ciudad (Silk Road), donde todos los turistas terminan, fuimos a visitar la mezquita preciosa de Masjed-e Jameh y nos perdimos por las calles viejas de la ciudad donde pudimos apreciar una de las características típicas de esta ciudad: las torres de viento, que corresponden a un sistema de aireación impresionante que permite refrescar las casas de las temperaturas tan elevadas de la ciudad en verano. Basta con ponerse debajo de una de estas torres para experimentar un ejemplo de arquitectura y ventilación únicas.






El sábado en la mañana nos fuimos a visitar el Atheshkadeh o Templo del fuego de los Zorostrianos, cuya llama que se dice que esta prendida desde el año 470 AC. De allí atravesamos la ciudad para ir a visitar el Museo del agua, muestra interesante de como construían los "Qanats" o canalizaciones para buscar agua en las profundidades del desierto.






En la tarde contratamos un tour de nuevo con Simon, el francés que volvimos a encontrar en la ciudad, para ir a ver el caravanserai de Zein-O-Din, antiguo de más de 400 años y uno de los más bonitos caravanserais del país e interesante por su forma circular, diferente de la mayoría de caravanserais que tienen forma rectangular. Era uno de los 999 caravanserais, donde los comerciantes podían parar a descansar en la ruta comercial de la seda del este. Pudimos también visitar Sardyazd, pueblito donde hay un fuerte bien conservado de la época de los Sassanids.





Igualmente paramos en Fahraj, que tiene tal vez una de las más antiguas mezquitas del país y un hammam.

Al final del día antes de volver a Yazd, paramos para ver la puesta del sol desde las Torres del Silencio, donde los Zorostrianos solían ir cuando alguien moría. Los cuerpos eran puestos en la cima de la colina y esperaban que se descompusieran. No eran ni enterrados ni cremados pues se decía que esto contaminaría el suelo y el aire. De ahí tuvimos una vista increíble sobre la ciudad y el desierto.




En la noche fuimos a visitar el hermoso jardín y pabellón Bagh-e Dolat Abad, que tienen una torre de viento muy bonita. Allí encontramos una familia que venía de Kermán y que estaba de vacaciones en la ciudad, y que ya en la tarde habíamos cruzado y nos había recomendado ir a visitar el museo del agua. Nos quedamos hablando con ellos en el jardín por casi 1 hora. Una familia adorable nuevamente y que nos llevó de regreso al hotel.


Montañas Zagros

Al día siguiente, de nuevo con nuestro guía del día anterior y Simon, salimos en un tour de dos días que terminaría en Shiraz. El primer día visitamos Abarqu, un pueblito donde hay un ciprés que se dice tiene más de 2000 años y que era utilizado por los Zorostrianos para celebrar los días importantes del año, como el No Ruz, o año nuevo.

Luego de esta rápida parada nos fuimos en dirección de las montañas Zagros, donde en esta época del año se pueden encontrar a los nómadas del país. Una tribu compuesta de personas mayoritariamente de origen turco. Antes de llegar al campamento donde nos íbamos a quedar por casualidad y buena suerte nos encontramos con una celebración y fiesta increíble, que luego de unos minutos entendimos hacía parte de la celebración de un matrimonio de los nómadas. Allí luego de unos minutos de timidez, fuimos recibidos como reyes y fuimos el centro de atención de la fiesta. A los hombres los pusieron a participar a un juego típico con unos palos y a mí me pusieron a bailar con las mujeres, todas vestidas con sus mejores trajes. Una experiencia única e increíble.






Luego de esta inesperada parada por fin llegamos al campamento donde se encuentraba una decena de familias nómadas que viven en carpas y con un confort bastante precario y básico. Sin embargo hay que resaltar que tienen algunas comodidades bastante insólitas para lo que uno se pudiera imaginar la vida nómada: una planta eléctrica, la televisión y hasta una antena parabólica!!. Allí con algunas pocas palabras de inglés, de farsi y bastantes señas nos pudimos presentar y entender que en esa carpa vivían tres hermanos, una de ellas con su hijo y esposo, y  la madre.

Fuimos a conocer los alrededores de esta estepa y en el camino hacia una colina otra familia de nómadas con señas nos invitó a tomar té y hasta querían que nos quedáramos con ellos para comer y dormir! Muy divertido. Luego de esta parada por fin subimos la colina desde donde tuvimos una vista divina.








Esa fue una noche bastante insólita, al ver que toda la familia y los vecinos estaban obnubilados por la televisión y las novelas turcas que podían captar gracias a la antena parabólica. Los niños y vecinos vinieron para ver las novelas y luego de unos pocos minutos, para gran sorpresa mía nos dimos cuenta que la novela que veían era El Capo!! Sí han entendido bien, una novela colombiana doblada en farsi que pudimos ver en un campamento de nómadas perdido en las montañas iraníes!! Una noche surrealista e inolvidable!



Al día siguiente continuamos el tour y dejamos a Simon en la carretera para que tomara su bus en dirección de Isfahán, mientras que nosotros seguíamos nuestra ruta hacia Shiraz. En la ruta paramos a ver Parsagadae, lugar donde se encuentra la tumba de Ciro El Grande (aproximadamente 546 AC), así como algunas ruinas de su palacio privado y otros edificios de la época.


La siguiente parada fue Naqsh-e Rostam, tumbas impresionantes construidas en la montaña. Que albergaban los cuerpos de Darío Ii, Artaxerxes I, Darío I y Xerxes I, reyes del antiguo imperio Persa.


La última parada fue la magnífica Persépolis, muestra de lo que fue uno de los más gloriosos orígenes de la humanidad y del grandioso imperio Persa y del imperio Achaemenido, con ruinas y tumbas que datan de hace más de 2000 años.







Al final de esta grandiosa visita llegamos en la noche a nuestro hotel en Shiraz, cansados después de tantas emociones pero felices de haber podido ver lugares tan importantes y hermosos como estos.

Al día siguiente, luego de algunas horas para comprar nuestro tiquete de bus para nuestro viaje en la noche de Shiraz a Kermàn y de avión para volver a Teherán, lo dedicamos a visitar la ciudad, que en realidad no es tan impresionante pero que cuenta con varios sitios interesantes como los Bazares, la mezquita Masjed-e Vakil, la escuela teológica Madraseh-ye Khan, la hermosa mezquita Masjed-e Nasir al-Molk que cuenta con trabajos de vitrales impresionantes que reflejan el sol en las salas de oraciones de forma increíble. Vimos igualmente el mausoleo de uno de los hermanos del Imam Reza, Aramgah-e Shah-e Cheragh, lugar bastante religioso para los musulmanes del país.
Pudimos igualmente visitar el mausoleo del siglo XIX, Imamzadeh-ye Ali Ebn-e Hamze con decoraciones de espejos bastante bonitos; y la tumba de Hafez, Aramgah-e Hafez, poeta famoso del país, casi lugar de peregrinaje, considerado una referencia para la mayoría de iranís.








De ahí intentamos subir al mirador Allah Akbar Gorge pero desafortunadamente nunca encontramos la subida así que decidimos volver al hotel a descansar antes de ir a tomar nuestro bus de noche en dirección de Kermán, ciudad en la entrada del desierto Dasht-e Lut.


Kermán

Luego de un poco más de 9 horas de bus, llegamos en la mañana a Kermán, donde sentimos apenas nos bajamos del bus que estábamos cerca de la frontera con Pakistán y Afganistán. Los vestidos de la mayoría de las personas correspondían a la población de los Baluchis, quienes viven en el desierto entre Irán, Pakistán y Afganistán: Trajes amplios y blancos.
Apenas llegamos a nuestro hotel y luego de desayunar salimos rápidamente a visitar la ciudad que a pesar de ser bastante pequeña,  en todo caso la parte para ver, es muy bonita. Así pudimos visitar la biblioteca de la ciudad, donde nos impresionó el hecho que los hombres deben estar separados de las mujeres  (como en la mayoría de lugares públicos) así como un antiguo refrigerador (Yakhchzl Moayedi) donde solían conservar el hielo.


Pudimos visitar también el Bazar-e Sartasari y los edificios más importantes a su alrededor, como la plaza Ganj Ali Khan, donde se encuentra un caravanserai Golshan hermoso y el hammam divino de Ebrahim Kahn, que pudimos visitar en compañía de Nadia, guía iraní, y Edith, Australiana, que conocimos en la mañana en el hotel. Vimos igualmente la mezquita Masjed-e Jameh, el mausoleo Moshtari-ye Moshtaq Ali Shah y la mezquita Imam.






Luego de la visita almorzamos con Nadia y Edith en un antiguo hammam convertido ahora en Teahouse tradicional donde disfrutamos de la buena música tradicional así como de platos típicos del país.



En la tarde seguimos caminando por el bazar y hasta una señora nos invitó a probar varios postres típicos del país simplemente porque le pedimos ayuda para que nos explicara lo que era! Qué generosidad la de los Iranís!



Finalmente nos encontramos con una guía que nos habían recomendado para organizar el tour que queríamos hacer los dos días siguientes en los alrededores de la ciudad y en el desierto. Por sorpresa cuando la vimos nos tenía de regalo una caja de galletas rellenas de dates, típicas de la ciudad y sin pedirnos nada nos llevó a visitar un edificio histórico, que en realidad no tenía mucho interés: Gonbad-e Jobaliye, que no se sabe muy bien cuál era su función, pero que se dice que data del siglo II DC.

Así al día siguiente nos fuimos con Mina nuestra guía a visitar la ciudadela de Rayen, Arg-e Rayen, construida en adobe totalmente y de más de 1000 años de antigüedad. Pudimos subir a sus torres y murallas, para ver lo que queda de este antiguo complejo, pero muy bien restaurado y conservado.



De ahí salimos a ver Mahan, otro pueblito cerca de Kermàn donde hay unos jardines Persas muy bonitos y una mezquita hermosa, Aramgah-e Shah Ne'matollah Vali, donde pudimos subir a sus minaretes y tener una vista divina.






Luego de almorzar, salimos en dirección de Kaluts, formaciones de roca en pleno desierto creadas por el viento, que dan la impresión de estar en Marte. Allí llegamos casi a las 5pm y pudimos entender porque éste lugar es donde se han registrado las temperaturas más altas del planeta (65°C!!). A esa hora hacía tal vez más de 40°C! Allí pudimos caminar y subir a las diferentes rocas, donde de nuevo por casualidad nos volvimos a encontrar con Edith y Nadia y pudimos disfruta juntos de la puesta del sol. Un paisaje que nos deja sin palabras para describir! Simplemente divino!










De allí luego de la puesta del sol nos dirigimos hacia el campamento  donde íbamos a pasar la noche en el hotel "1 millón de estrellas"!. Sólo que no contábamos con que esa noche teníamos luna llena, lo que nos impidió ver el cielo lleno de estrellas. Pero la noche fue igual agradable pues pudimos conocer una familia que fue al campamento simplemente a divertirse. Allí nos pusieron a bailar con ellos y entre señas y algunas palabras de inglés nos pudimos entender!



Al día siguiente Hervé se despertó (yo estaba muerta y preferí dormir más!) para ver la salida de sol, y en el camino hacia la colina donde se iba a instalar se encontró con un joven de 24 años llamado Bob que estaba de guardia en el campamento, como parte de su servicio militar. Allí juntos hablaron entre señas, farsi e inglés y según lo que Hervé me cuenta fue bastante agradable y chistoso.



Luego de un desayuno bien temprano y rápido para evitar el calor, salimos temprano para visitar el caravanserai y un antiguo Qanat en Shafi Abad, oasis en pleno desierto. Igualmente en el camino encontramos de nuevo al amigo de Hervé, Bob a quién llevamos pues debía regresar después de su turno, a Shahdad, pueblo donde de se encuentra a la base militar. Bob de una generosidad impresionante, nos regaló algunas cosas de comer y jugos que había comprado simplemente para agradecernos de habernos encontrado de nuevo y llevarlo. Increíble tanta amabilidad de gente que no tiene mucho. En Shahdad aprovechamos para visitar un mausoleo sin mayor interés.




Luego de esta parada continuamos de regreso a Kermán, con una última parada en Sirch, pueblito en la montaña a donde las personas de Kermàn van a refrescarse de las altas temperaturas de verano. Por ser viernes, día de descanso, había muchas familias que llegaban al borde del riachuelo buscando cualquier lugar de sombra donde poder parar y organizar su picnic! Allí una familia nos invitó a sentarnos con ellos a tomar té, comer nueces y frutas. Nos reímos mucho con ellos entendiendo de dónde venían y lo que hacían en la vida.
Finalmente volvimos a Kermàn al medio día y nuestra guía Mina nos invitó a su casa a almorzar un plato típico. Increíble que esto ocurra. Simplemente como si nos conociéramos desde hace años Mina nos abrió las puertas de su casa para darnos de comer sin esperar nada en compensación de nuestra parte. Esto sólo pasa en Irán!



Luego de almorzar y de una siesta merecida en la casa de Mina, salimos de nuevo a pasear por la ciudad, especialmente por el bazar que era lo único abierto el viernes. Por casualidad luego de algunos intercambios de mail en el día,  logramos vernos con la familia que habíamos conocido en Yazd que vivían en Kermàn. Nos fueron a buscar al bazar y volvimos a comprobar el corazón tan grande de este pueblo! No sólo nos tenían un regalo sino que nos propusieron llevarnos al aeropuerto y además en el camino nos llevaron a comer platos típicos del país! Sobra decir que no nos dejaron pagar nada. Nos dijeron, como la mayoría de iranís que éramos sus invitados y que así funcionaba en Irán, así que no existía la más mínima posibilidad de que pagáramos algo!

Finalmente nos llevaron al aeropuerto y luego de ver una desorganización increíble en el aeropuerto, tomamos nuestro vuelo hacia Teherán, lo que marcaba casi el final de nuestras vacaciones.

Teherán

El último día lo dedicamos a visitar la parte norte y más moderna de Teherán. Tomamos el metro, hacia el norte con el objetivo de visitar el palacio Niyavaran (que luego de unas negociaciones que hice nos dejaron visitar gratis haciéndonos pasar por gente de la embajada Holandesa! Jajaja), donde solía vivir al último Shah Mohammad Reza Pahlavi, y de donde fue expulsado al final de los años 70, con la llegada de la revolución. Un palacio con las mejores comodidades de la época y un lujo considerable.





Luego fuimos a visitar Darband, Barrio de Teherán donde almorzamos en uno de los restaurantes con una vista divina de la ciudad, y a donde la clase media alta de la ciudad suele ir a disfrutar de una de las muchas Teahouses que están al borde de la colina y de fuentes de agua. Allí caminamos un rato antes de volver para ver el parque Mellat.




Luego caminamos bastante pasando por zonas comerciales hasta llegar ya en la noche a un restaurante no muy lejos del hotel donde disfrutamos de nuestra última comide en este magnífico país!




Teniendo en cuenta que nuestro vuelo salía a las 4:20am del domingo, decidimos disfrutar al máximo de la noche y hasta probamos la pipa de agua acompañado de té, típico de Irán.
Ya tarde volvimos al hotel a recuperar nuestras maletas y esperar para tomar el taxi e ir al aeropuerto. Sólo que no contábamos con que ese día cambiaban a la hora de invierno, lo que significaba que no teníamos que esperar dos horas sino tres antes de ir al aeropuerto!

Luego de la espera nuestro taxi llegó a buscarnos y nuestras vacaciones terminaron con una muestra de lo que es Irán: un pueblo generoso, muy lejos de lo que nos muestran en la televisión, que no es ni lleno de terroristas ni peligroso! Nuestro taxista no sólo nos propuso agua en el camino sino también té y hasta nos pasó las mejores canciones del pop Iraní, al ritmo del cual nos dio una muestra de baile y carcajadas, todo mientras manejaba!
En fin, un país surrealista que va a quedar grabado en nuestras cabezas por siempre y al que seguro algún día volveremos pues aún nos queda mucho por descubrir y muchos amigos por visitar!

Sólo esperamos que este corazón enorme, tanta generosidad y hospitalidad no sea dañado por  las ansias de dinero traído por masas de turismo sin control!


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